La última noche de Octubre la despedí haciendo lo que más amo,
C A N T A R.
Cantar solo por el placer de hacerlo.
Sin exigencias. Sin un “objetivo” que cumplir.
Cantar porque amo cantar.
Me gusta cuando me obsequio noches así, porque me permito experimentar, me permito jugar, me permito ser libre con mi sonido y gozarlo. Me permito soltar la autocrítica y vuelvo a la tierna raíz de pasión donde sembré las semillas de lo que hoy es mi carrera profesional y creativa.
Me sumerjo en un flujo donde elijo las canciones que mi intuición me va dictando.
Esta noche, las piezas que comencé a cantar fueron las canciones que fueron parte de mi face /mi ciclo/ mi capítulo en Toronto.
Oh Toronto…
Ese enorme regalo de la vida donde por primera vez viví fuera del país y comencé a desaprender muchas costumbres y creencias que habían estado en mi para aprender para poder expandir mi ser.
Mientras cantaba en esa última luna de octubre, comencé a traer a la mente esos recuerdos que hace mucho no visitaba.
Vi a esa pequeña y valiente Clau encontrando su voz, aprendiendo por primera vez estas canciones que hoy están tatuadas en el repertorio de mi alma.
Para expandir un poco más este momento donde se abrió el portal a recordar mi retador y amoroso tiempo en Toronto, tomé prestada la idea de escribirle una “carta a la ciudad” de Isa Garcia.
Cantar y escribir es mi manera de honrar lo que fui, encarnando quien soy hoy.
-El camino creativo-.
La reunión entre tu y yo en esta pieza de Key Change de esta semana es para:
Compartirte lo que mi corazón le escribió a Toronto. Si algo resuena o te mueve, amaría que me lo dejaras saber en los comentarios.
Invitarte a que te cuestiones lo siguiente:
¿Qué etapa de mi vida ha sido retadora y a la vez ha traído más regalos?
¿Cuál es una creencia que me limita que considero como una verdad? ¿Cuál seria una creencia que me liberaría?
¿Cuál es esa actividad que me hace sentir inspirado y olvidar que pasa el tiempo?
CARTA A TORONTO.
Querido Toronto:
A 4 años de haber pisado esas tierras sagradas tuyas, a casi 2 años de haber recogido mis maletas y verte por última vez (hasta ahora).
Te escribo y me conecto con tu energía aquí y ahora.
Tengo mucho por agradecer.
Te agradezco por ofrecerme la escuela que me brindó más allá de lo que estaba buscando.
Más que “Teatro Musical” fue el estudio intenso del arte, artes escénicas.
Te agradezco por darme el lugar que me recibió para poder descansar con seres de corazón bueno.
Te agradezco por romperme.
Te agradezco por romper el cascarón que envolvió mi vulnerabilidad y me impedía crecer.
No te voy a mentir.
Dolió.
Dolió sentir la desconexión con mi cuerpo
Dolió sentir la desconexión con el lenguaje que quería comunicarse conmigo llamado intuición
Dolió tener que dejar de mentirme y comenzar a actuar con la verdad.
Te pido perdón porque mi corazón no te lo di, mi corazon los sostenía otra persona y aunque conscientemente se lo di (no me arrepiento),
me impidió sembrar ciertas semillas importantes al llegar.
Comencé a sembrar semillas cuando ya tenía los días contados en tu ciudad.
Me retaste, me traicionaste, me empujaste y me sacaste de mi comodidad.
Pero también me regalaste crecimiento, conocimiento, relaciones, amistades y mas importante: VISIÓN
Te amo Toronto, me doy cuenta que te extraño.
Me doy cuenta que mi raíz como artista está contigo y no quiero dejar de darle agua a esa raíz.
En ti descubrí la matcha, los oráculos.
Que, aunque tus vientos fríos me sacudieron, me diste herramientas que son paz y ancla.
Estaré esperando tu respuesta,
Este es mi paso hacia ti.
Gracias Toronto.
Te perdono, Te amo. “
Love,
Clau ♡