Si de alguien he aprendido a envolver mis sueños con cuidado, delicadeza y fe ha sido de mi madre.
Ella es mi compañera de sueños.
Mi mamá apoya mis sueños con la intensidad con la que los demás no apoyaron los de ella.
No lo digo con rencor ni apuntando con el dedo, las cosas han sido como han sido.
Sé que los sueños que ella tenia,
(porque ella fue una pequeña soñadora)
fueron quemados y esas cenizas se quedaron en las repisas del pasado
Pero hay 2 cosas que no pudieron quitarle, su magia y sus preguntas.
Así que desde que estoy pequeña, ella se ha encargado de cuidar los míos, de protegerlos, de protegerme de los ladrones de sueños.
Se ha encargado de cuestionar lo que nadie cuestiona y así, se han abierto puertas que nadie ha podido abrir.
Eso me hace admirarla.
Porque fácilmente pudo haber replicado el comportamiento que ella aprendió: juzgar sueños y poner como prioridad el “Deber ser” social.
Sin embargo ella me ha escuchado, me ha cuestionado, me ha apoyado y me ha impulsado a volar.
No ha pretendido ser un super-héroe, no ha pretendido ser la mujer que lo hace todo increíblemente bien.
La he visto romperse, la he visto nadar contra corriente, la he visto cuestionar sin obtener respuesta.
Y no solo la he visto, yo la he acompañado en esas experiencias. Nos hemos roto, hemos nadado contra corriente juntas y hemos cuestionado sin recibir respuesta.
Pero también hemos vivido la magia mas inexplicable que jamás se ha visto, hemos reído, hemos recibido respuestas de la forma más íntima y hemos cuidado una de la otra.
Hoy que tengo la responsabilidad de cuidar del jardín de mis sueños, me siento tan bendecida de poder llevarla a vivir los míos.
Porque cuando yo me siento a tomar matcha, siempre hay una taza de café para ella.
Mientras en la etapa de preparatoria, yo atravesaba la adolescencia y mis sueños eran sueños de alguien más y un grado extremo de estrés gracias a que el perfeccionismo habitaba mi cuerpo, ella tenia sus propias situaciones por las que recibió ayuda profesional, así que no fue una etapa compasiva.
Pero las 2 comenzamos el proceso de sanación, las 2 desarrollamos una compasión suave una por la otra.
La otra noche, mientras me dieron una noticia que cayó como tormenta en un dia soleado, ella me abrazó mientras las lagrimas corrían por mis mejillas. Ese fue el mejor bálsamo que pude recibir.
Hemos cultivado un interés por el bienestar, hemos cultivado el arte de preguntar y el arte de dar retroalimentación para mejorar.
Mi mamá ha vivido con miedo por mucho tiempo.
Bueno,
Ella dice “TENGO MIEDO” constantemente
pero yo sé que ese miedo es AMOR. El amor más profundo que existe. Y el amor más profundo que existe involucra al miedo.
Sé que es ese amor que protege, que investiga, que cuestiona.
Escribo esta carta porque en estos últimos años, nuestra complicidad se ha fortalecido.
Escribo esta carta porque nuestra capacidad de compasión, suavidad y calma se ha expandido.
Escribo esta carta porque pasamos toda esta semana en Ciudad de México compartiendo experiencias, como ir a un evento de TEDx, que llevó a una platica y reflexión de horas con el respectivo café (y matcha) en mano.
Escribo esta carta porque ella fue la primer persona que me invitó a hacer preguntas ante una sociedad rígida que da respuestas inflexibles por miedo a responder “No sé”…
Escribo esta carta porque ella fue de las pocas personas que no me preguntó “Que sigue?” y me invitó a tomar una pausa.
Escribo esta carta porque si alguien me ha enseñado a cuidar el jardín de mis sueños, es ella.
Escribo esta carta porque las 2 hemos hecho KEY CHANGES (cambios clave) para poder vivir una vida que se siente bien.
Hoy te pregunto:
¿Quién ha sido la persona con la que vas viviendo los KEY CHANGES (cambios clave) en tu vida?
¿Cómo puedes proteger tu magia y tus preguntas de una manera suave y firme a la vez?
Escribo esta carta porque ella es de ese tipo de magia que nadie logra descifrar, y que suerte que es mi mamá.
Love
Clau ♡